LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO
Bondad
"Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad,
justicia y verdad". Efesios 5:9
Una de las cualidades que surgen en una vida consagrada es la
bondad. Este fruto del Espíritu, es el producto de una vida llena de la luz del
Señor. Estar inundado de la luz de Dios es conocerlo más y más, a través de su
Palabra. Mientras más cerca andemos del Señor, más fácil se nos hace
desarrollar en nuestra vida el fruto del Espíritu Santo.
En primer lugar, esto es algo que tiene que integrarse
en lo íntimo de nuestra naturaleza y de nuestro carácter. Cuando venimos a
Cristo, nos convertimos en nuevas criaturas: una nueva creación de Dios.
Tenemos que desarrollar esta nueva vida en Cristo para poder demostrar bondad,
justicia y verdad. Por otra parte, como lo hizo Jesús, debemos ir en busca de
los necesitados para ayudarlos y demostrarles nuestra bondad.
Benignidad
"Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz". Santiago 3:13-8
La persona que la posee es pacífica, sumisa, gentil, incapaz de
ofenderse. Siempre está dispuesta a cooperar en cualquier forma necesaria para
propiciar ese espíritu de unidad y concordia que tanto agrada al Señor y que el
Espíritu Santo bendice.
La benignidad se manifiesta en generosidad y en un deseo de hacer
bien a otras personas y de ponerlas en un mejor plano. Jamás usa las faltas de
otros para ponerlos en aprietos. Una persona benigna muestra simpatía a los que
sufren y se empeña en ayudar a resolver los problemas de los demás. Ese es el
individuo que da siempre la blanda respuesta que quita la ira y se aleja de los
choques y explosiones temperamentales.
(Continuará)