El Temor

“El principio de la sabiduría es el temor a Dios” (Proverbios 1:7)

 

 ¡El temor del Señor es lo que necesitamos para conquistar cualquier cosa en la vida!

¿Te imaginas poder tener el poder de saber a dónde ir, qué hacer y cómo, todo el tiempo?
¡Sería fantástico!
¡Sí! Quiero tenerlo pero, ¿Cómo puedo temer a Dios?

Evitando el mal, las personas y las cosas que te llevan a hacer lo incorrecto. Para unos es el exceso en el uso del Internet, para otros las malas compañías o dejar de ver los programas de televisión a los que están adictos, para algunos dejar la mentira.

Si temes a Dios tu deseo es agradarlo en cada área de tu vida y si eso significa sacrificar las cosas que te gustan, estar dispuesto a hacerlo.

Cuando temes a Dios te vuelves sensible a Su voz, lo que te permite tomar las decisiones correctas en la vida. Dios te dirá lo correcto cuando tengas dudas sobre algo. Él te dirá si esa carrera es la mejor para ti. Él te mostrará qué camino tomar en tu vida. Él te guiará sobre cómo ser mejor y cómo hacer lo mejor en todas las cosas. No es difícil oír su voz cuando estás justo ahí, cerca de Él. El temor a Dios es una actitud de reverencia y respeto hacia Él, que pasa progresivamente por las siguientes etapas:

1-Una conciencia de que Dios está permanentemente mirando todo lo que pensamos, decimos y hacemos, lo cual debería motivarnos a ser cuidadosos y apartarnos del mal.
2- Un deseo consiente y permanente de agradarlo en todo lo que hacemos para no ofender su Santidad.
3-Un reconocimiento con humildad de que Él es Dios y nosotros sus criaturas, por lo tanto, Él es digno de ser temido y reverenciado. (Lee Génesis 39:7-12).

El temor a Dios es aborrecer el mal. Por ejemplo, de nada vale que usted se cohíba de algo malo, si en su interior todavía esta anhelando hacerlo y lamentándose porque no “puede” porque es “cristiano”.
Joven, no olvide que Dios lo está mirando en todo momento para ver si usted le teme o no. La biblia nos dice: “Porque los ojos del Señor contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2 Crónicas 16:9)

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