LOS FRUTOS DEL
ESPÍRITU SANTO
“Más el fruto del Espíritu es amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra
tales cosas no hay ley”. (Gálatas 5:22)
AMOR
El amor como fruto del Espíritu es lo único que puede hacernos
"sinceros”. No sólo debemos ser llenos del Espíritu Santo sino que también
debemos andar o vivir en el Espíritu.
Este es un amor abundante, continuo y fiel. Es un amor sublime,
santo, es perceptivo, inteligente y práctico. Es un amor humilde y generoso que
no depende de un mero sentimentalismo ni mucho menos de guste preferencias.
Este es un amor que abarca el corazón y la mente. Es un amor que discierne y se
esfuerza por escoger lo mejor y lo que realmente agrada a Dios y a los demás
seres humanos.
¿Por qué dice el apóstol Juan
que todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios?
Aquí el apóstol Juan no habla del amor enfermizo, sentimental,
emocional y carnal que se hace pasar en el mundo por "amor". Él se
refiere más bien a esa clase de amor que manifestó Dios al enviar a su Hijo
Jesucristo a morir en la cruz por nuestros pecados, es decir vivir en
sacrificio. Ese tipo de amor sólo es posible cuando hemos nacido de nuevo. No
hay otra manera de conocer a Dios en forma personal, pues el conocerlo
significa reconocer, aceptar y experimentar su amor el cual nos ha sido
otorgado a nosotros.
Gozo
Este es un gozo profundo y firme que persiste victorioso aun
cuando las cosas no marchen nada bien. Algunas personas que no han nacido de
Dios hasta pueden disfrutar de cierta felicidad momentánea, pero en cualquier
instante se puede quedar sin ella. Los no cristianos no saben lo que es el
verdadero gozo.
El gozo viene como resultado de una entrega a Dios y a su plan
para nuestra vida. Cuando uno ha recibido ese gozo lo desea compartir con sus
amiguitos, familiares, entre otros.
(Continuará)